domingo, 28 de octubre de 2012

Perdida



Aquel día, como de costumbre, pelee con mi hermana. Por alguna razón esa vez me sentía peor que las otras ocasiones. Creí que tal vez todo lo malo que le había dicho, todos las groserías y los reproches le abrían herido más que otras veces. Nunca la había hecho llorar. Primero pensé en pedirle una disculpa pero, me dije: ¿por qué disculparme si ella comenzó todo?
A la mañana siguiente ella no estaba en su cama. Era fin de semana y se me hacía muy raro que siendo súper floja, como lo es, se hubiese levantado tan temprano. Le pregunté a mamá por ella y me dijo que no sabía nada, que lo más seguro era que estaba en el centro comercial o con su novio.
Nunca me preocupaba tanto mi hermana. ¿Por qué esa vez sí? Se me hacia rara mi propia actitud, sentía un presentimiento, uno de esos augurios feos.
Durante el desayuno no pude evitar pensar en ella: “¿Dónde estará?” me preguntaba. Ella, por más enojada que esté, nunca de los nunca se pierde el desayuno.
En la tarde el cansancio me venció. Caí profundamente dormida. Mas tarde, entre sueños, escuché que mi hermana, con su acostumbrada voz, que a veces me harta, gritaba. Sé que va a sonar un poco tonto y de ficción pero así fue. Me levanté confundida, como nunca antes me había sucedido, no entendía si por susto o por preocupación pero mi madre, que se encontraba allí, sentada en la sala junto al sillón donde yo estaba, me dijo: “¿estás bien?”. ”Si ma” le respondí. Miré hacia un lado y hacia otro pero no había nadie más que mi madre que veía su telenovela favorita y yo.
Decidí salir de la casa para despejar mi mente un rato. Caminé por la plaza y luego por el centro comercial, pero nada. Incluso decidí dar una vuelta por el parque para ver si entre tanta gente se me podría ocurrir donde encontrarla. Mi cabeza daba vueltas en torno al pensamiento reiterado por mi hermana. Cuando llegué  a mi casa, mis padres estaban sentados en la sala, esperándome. Se les notaba el seño fruncido y una cara de pocos amigos. La escena era parecida a una de película de suspenso, cuando van a dar una mala noticia o decir que mataron a la protagonista o alguien se desangra o algo así. Solo pude escuchar a mi madre decir “tu hermana llamó y no te imaginas que sucedió…”

domingo, 21 de octubre de 2012

¿De familia...o de amigos?

   
Es gracioso escuchar a una gran cantidad de personas decir “Los amigos son la familia que uno escoge”. Yo entré en desacuerdo con ese aserto a partir de lo que me ocurrió durante la preparatoria.
Tenía muchos amigos del sexo opuesto. Pero en especial había uno. Uno de esos que suelen llamarse mejores amigos. Cabe aclarar que ninguno de los dos sentíamos atracción por el otro. Nos la pasábamos de maravilla juntos. Salíamos a fiestas, íbamos al cine, e incluso me presentó a sus papás y yo a los míos y en ocasiones platicábamos largo y tendido. Por suerte para nosotros, estuvimos en el mismo salón dos años seguidos. Hasta entonces seguía creyendo que un hombre se podía relacionar con una mujer sin enamorarse. Todos nos conocían. Eramos inseparables. Incluso cuando alguno de los dos llegaba a faltar, a los demás se les hacía raro no vernos juntos. Llego el día en el cual nos teníamos tanta confianza que nos podíamos contar nuestros secretos sin temor a ser juzgado el uno por la otra. Coincidíamos en gustos, costumbres e incluso en amigos. Pero nunca faltaban las personas que nos hacían la pregunta del millón: y ustedes “¿Por qué si se quieren tanto, no andan?” Era una pregunta que a ninguno de los dos nos incomodaba. Pero los que nos rodeaban, aunque no lo pareciera, nos juzgaban. Decían que de seguro teníamos algo a escondidas, ya que él tenía novia. ¿Por qué no nos podían ver como amigos y solo eso? Me resultaba difícil que no lo hicieran, pero después de meses lo asimilaron. Al igual que nosotros. Y así transcurridos los dos años de con mi mejor amigo todo se terminó. No me refiero a la supuesta relación que teníamos. Me refiero a que nuestra amistad se terminó. Él se cambió de escuela. Los siguientes meses fueron los peores. Nunca me había llevado tan bien con alguien. Lo extrañaba muchísimo. Él era quien sabía todos mis secretos, él que me levantaba el ánimo todo el tiempo, él que solía meterme en problemas, por los cuales me castigaban y todas esas cosas. Lo extrañaba tanto como nunca había extrañado a nadie.
Después de meses perdí todo tipo de comunicación con el. ¿Él no era el mejor amigo que me acompañaría toda la vida, o gran parte de ella como todo mundo decía? Lo extrañaba pero a la vez estaba confundida…     

domingo, 14 de octubre de 2012

"Que inesperado"

Deporsi me había levantado tarde para ir a la escuela, como de costumbre. Presentía que mi día no iniciaba bien. Al salir de mi casa me percate de que había olvidado mi cartera, aun así los dos incidentes ya ocurridos no me bajarían el animo, todo el tiempo suelo ser optimista. Me situé en la parada del camión  lo vi acercarse a lo lejos, no demoro en acercarse tanto como yo lo hubiese creído. Pero hay se acercaba mi tercer problema. El camión paso exactamente frente a mis ojos, lleno de gente desbordándose por puertas y me atrevería a decir que asta por ventanas, agarrándose con uñas y dientes para no caer por culpa del microbusero que manejaba como si la policial lo viniera persiguiendo,  ya deporsi las personas que manejan los camiones tienen mala fama, pensé.
Despues de unos minutos que se me hicieron una eternidad vi aproximarse otro camión  Este, a diferencia de otro apenas y traía algunos aciertos ocupados. Subí apresuradamente imaginando la regañiza que recibirá por parte del profesor por llegar tan tarde, pero ni yo ni mi optimismo nos esperábamos lo que estava por suceder. Recorrimos algunos metros  y entonces sucedió: Se subió al camión el chico mas lindo del mundo, desde mi punto de vista, que jamas había visto.Por azares del destino o por decision suya se sentó a mi lado y después de mucho camino recorrido se dirigió  a mi diciendo: -¿Que lees?- pregunto -¿ Perdón?... Y después de muco platicar terminamos intercambiando teléfonos. Me baje del camión y hasta olvide aquel regaño del que tanto temía entre a la escuela y supuse que no ese día si no que toda esa semana seria la mejor de toda las semanas de mi vida.